Heredia me confunde. Me encantan sus pequeñas casas de barro y tablilla que se asoman entre verjas que parecen resguardarlos de la eminente amenaza de ser demolidos por sorpresa alguna madrugada pero sufro al ver, como contraste, los monumentales proyectos residenciales que esconden, detrás de sus altas murallas, casas y callesitas perfectas y todo calladito. Dentro de esta Heredia fué donde tuve la oportunidad de construir este nuevo horno que esta en proceso de convertirse en un dragón escupe fuego.

La base se hizo con llantas viejas rellenas de escombros que me traje de una construcción cercana, se hizo una base de tabla de formaleta usada (de la misma construcción).
Me compré una carreta para el carro para jalar material y aprendí lo dificíl que es maniobrarlo en reversa, después de mucha sufrida logré traerlo hasta el sitio de construcción lleno de medio metro de arena lo cual usé todo, en parte para el molde del horno y otra para la mezcla de las paredes.

Este trabajo va más allá que solo el horno ya que va a inlcuir también una superficie de trabajo, un compartimiento para guardar la leña, un «jet stove» y los implementos necesarios para usar el horno: una espátula metálica con un mango largo, una escobita para limpiar las cenizas y una palita que se usa para empujar las brasas.
En este momento el horno cuenta esta a la mitad de su construcción, lleva las dos capas de las paredes y se esta dejando curar para ponerle ya la capa de acabado. Después se estará trabajando en el acabao de la base para que todo el diseño se integre en uno solo.








